viernes, 15 de octubre de 2010
¿Qué hay debajo de mi cama?
Es una buena pregunta porque ni yo lo se.
Mi cama no es la típica cama bajita con cabecero sino que de alta mide aproximadamente, metro y medio y debajo tiene muchos compartimentos.
A unos veinte centimetros del colchón salen hacia afuera dos tablones de un metro de ancho cada uno y unos sesenta centímetros de largo, los cuáles uso de escritorio.
Justo debajo, lo largo de la cama, está dividido en dos grandes armarios, con dos puertas cada uno.
Uno de ellos apenas lo uso, y gracias a esta descripción he recordado que en su interior guardo en una caja mis instrumentos de gimnasia rítmica que usaba con ocho años, dos carpetas llenas de dibujos y de trabajos que hacía en el colegio, unos patines de línea que me trajeron los reyes un año, una bolsa con tres diarios escritos en mi adolescencia y una caja rosa que guardo con especial cariño, llena de cartas de amor que se escribían mis padres, cuando mi padre estaba realizando el servicio militar.
En el otro armanio, está mi zapatero, dividido en dos partes,una con el calzado de vestir y otro con el de uso diario.
En medio de ambos armarios, hay un pequeño espacio en el cual guardo una caja con algunos abalorios, una hucha de céntimos y una cajita con recuerdos de algunos países y ciudades que he visitado.
Debajo de este espacio, hay dos cajones; en el primero guardo cuatro estuches llenos de pinturas y maquillaje y en el segundo, varios albumes: dos familiares, tres de mis amigos y uno medio lleno de momentos inolvidables.
Por último, abajo del todo hay una cama supletoria que uso cuando es necesario, pero sobretodo cuando por cualquier motivo buscamos, yo o mis amigas, alguna excusa para pasar la noche juntas.
Resumiendo, debajo de mi cama guardo recuerdos que forman parte de mi vida: unos entrañables, otros útiles, alguno absurdo, pero que en definitiva han contribuído a ser quién soy.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario